¿Qué es la Trinidad?
Por la Trinidad se entiende la unión de las tres personas de la Deidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Mateo 3:16-17; 28:19; Juan 14:16,17, 26;15:26; 2 Corintios 13:14; Efesios 2:18; Hebreos 9:14; 1 Pedro 1:2)
Casi todas las naciones paganas de la antigüedad reconocían una trinidad, lo cual no es una evidencia mezquina en favor de esta doctrina. Casi todo el mundo cristiano conviene en esto, por mucho que haya diferencias en cuanto a otros puntos; en ello están de acuerdo -los Episcopales, Presbiterianos, Metodistas, Bautistas, Luteranos, Independientes, Congregacionalistas, Moravos, Valdenses, la Iglesia del Nazareno-y muchas otras sectas menores, juntamente con las grandes iglesias de Grecia y Roma.
La objecion principal y única que se presenta a esta doctrina es que es absurda y contradictoria. Pero no lo es más que la doctrina que enseña la existencia eterna de Dios. Es a la verdad un misterio, y ha de quedar así, por nuestra parte. Su incomprensibilidad, sin embargo, no prueba sino que somos criaturas finitas, y no dioses.
La doctrina no envuelve absurdo ninguno, ni contradicción, por cuanto que las Escrituras, la razón y la analogía están de parte suya. Tomad, por ejemplo el sol en el firmamento, y hallaréis que cosiste de tres en uno. Ahí tenéis el orbe redondo, la luz, y el calor. A cada cual de estos lo llamamos sol.
Cuando se dice que el sol tiene de diámetro casi novecientas millas (1.450.000 km), se habla del orbe redondo; cuando se dice que el sol brilla, hablamos de la luz; cuando se dice que el sol calienta, nos referimos a la temperatura.
El orbe es el sol, la luz es el sol, y el calor es el sol; cada cual es cosa diferente, y sin embargo no hay sino un sol.
Otro ejemplo: inspeccionémonos a nosotros mismos, y encontraremos todavía una ilustración más clara de esta misma verdad. Todo hombre viviente es ejemplo en su propia persona de la trinidad y la unidad. Tiene alma, mente racional, y cuerpo, y a cada cual le damos el nombre de hombre. Al decir que el hombre es inmortal nos referimos a su alma; al decir que el hombre es sabio, pensamos en su mente; cuando decimos que está enfermo o muerto, hablamos de su cuerpo. Cada uno de los tres es el hombre. Todos son diferentes entre sí y, sin embargo, no son tres hombres, sino uno.
Aun en la mente misma descubrimos cierta especie de trinidad. Ahí están el juicio, la memoria y la imaginación; tres facultades, y a cada cual le decimos, mente. Cada operación es distinta de la otra; la imaginación fragua las ideas, la memoria las conserva, y el entendimiento las compara y determina. Ahora bien: a cada cual se le dice mente, y sin embargo no son tres mentes sino una.
Otra prueba de la Trinidad se encuentra en una peculiaridad que es digna de notarse en el idioma hebraico, la cual no tiene paralelo en ningún otro. El primer apelativo, y el más usado para la Deidad que se encuentra en las Escrituras originales es el de Elohim. Que esta voz está en plural es cierto, no sólo por su forma, sino también por hallarse con frecuencia unida con otras palabras en plural.
El primer ejemplo se encuentra en la primera frase de la Biblia, y se halla cuando menos en otros dos mil quinientos lugares. Esta peculiaridad del hebreo se supone haber tenido origen en la intención de dar a entender una pluralidad en la Deidad, excitando y disponiendo así los ánimos de los hombres a recibir la declaración completa del misterio que Dios hiba a exponer. Ningún otro motivo de esta peculiaridad puede sugerirse: y aunque no confiamos en ella como prueba concluyente, ya que se encuentra la doctrina en otros lugares de la Escritura, viene a ser auxiliar importante.
Aunque era grande la tentación de los patriarcas y hebreos de abrazar el politeísmo que prevalecía, Dios, sin embargo, se reveló a ellos por un nombre en el plural cuando hubiera sido mas a propósito al monoteísmo el nombre singular de Jehová. De aquí inferimos que se escogió el nombre plural con objeto de pronosticar la revelación futura de la Trinidad de la que Jehová es una de las personas. Ha de haber habido motivo poderoso de poner en riesgo tan grande la fe en la unidad de la Deidad.
La fórmula de la bendición sacerdotal (Números 6:24-26) es triple, lo mismo que la bendición apostólica (2 Corintios 13:14).
Las tres personas de la Deidad, aunque distintas, no son separadas. Este es el caso con el cuerpo y alma del hombre mientras vive en este mundo, como también sucede con las facultades del alma.
Como en cuanto al sol material, el esplendor y el calor proceden del orbe, y con todo los tres son de la misma duración; así respecto a la Deidad, el Hijo y el Espíritu Santo proceden del Padre, y no obstante, todos son de la misma duración.
Los mismos atributos y hechos se imputan en las Escrituras a cada una de las tres personas, sin distinción. Eternidad (Deuteronomio 33:27; Hebreos 1:8; 9:14). Omnipresencia (Jeremías 23:24; Salmos 139:7; Mateo 18:20). Omnisciencia (Hechos 15:18; Juan 21:17; 1 Corintios 2:10). Omnipotencia (Génesis 17:1; Mateo 28:18; Apocalipsis 11:11). Sabiduría (Daniel 2:20; Colosenses 2:3; Efesios 1:17). Inspiración (2 Timoteo 3:16; 1 Pedro 1:11; 2 Pedro 1:21). Santificación (1 Tesalonicenses 5:23; Hebreos 13:12; 1 Pedro 1:2). La obra de creación (Génesis 1:27; Job 33:4; Juan 1:3). El don de la vida (Hechos 17:25; 2 Corintios 3:6; Colosenses 3:4).
En una palabra, todas las operaciones divinas se atribuyen a la misma Trinidad adorable. (Véase 1 Corintios 12:6; Colosenses 3:11)
La voz "trinidad" no se encuentra en las Escrituras, ni tampoco las palabras omnipresencia, ubicuidad, etc. Las doctrinas, no obstante, que se presentan por estas voces, no son menos bíblicas por esta causa.
Entre los teólogos, los cinco libros de Moisés se llaman el Pentateuco, y a los diez mandamientos, el Decálogo. Estos libros y estas leyes no carecen de autoridad por el hecho de que los nombres que les dan no se hallan en la Biblia.
Los discípulos fueron llamados cristianos primeramente en Antioquía (42 o 43, D.C.). Pero, seguramente eran cristianos verdaderos mucho antes que se les diese este apellido como lo fueron después.
Los errores principales respecto a la Trinidad son:
El sabelianismo que dice que no hay más de una persona que se manifiesta por tres influencias, operaciones u oficios. Esta doctrina conserva la divinidad del Hijo y del Espíritu Santo a costa de su personalidad.
El swedenborgianismo, que dice que hay tres esencias en una persona: Jesucristo. Esto sostiene la Deidad Suprema del Hijo a costa de la personalidad del Padre y del Espíritu.
El arrianismo niega la Trinidad manteniendo que el Hijo y el Espíritu son criaturas exaltadas de Dios. Su personalidad se conserva con perjuicio de su divinidad. El unitarianismo moderno, llamado también el cristianismo liberal, considera la Espíritu Santo como influencia y a Jesucristo como mero hombre, el hijo de José, de alta excelencia moral, la cual podremos nosotros igualar, por no decir sobrepujar.